martes, 12 de agosto de 2014

Ni locos, ni provocadoras: la violación al desnudo

La semana pasada, una chica de 19 años denunció haber sufrido un abuso sexual por parte de cuatro hombres en el boliche Le Clikc. El caso desató una ola de comentarios machistas, culpabilización de la víctima, gordofobia y racismo”: Así comienza el artículo de opinión, publicado en marcha.org.ar (el cual recomendamos), donde se analizan las representaciones sociales que circularon a partir de un hecho concreto de violación ocurrido recientemente. Quisiéramos sumarnos a este análisis, utilizando esta situación como disparadora para pensar que es lo que se pone en juego cuando una mujer sufre una violación sexual.
Como primer punto, no podemos dejar de remarcar que cuando hablamos de violencia sexual y violación, no solo nos referimos a la que ocurre en la vía pública, o en un boliche perpetuada por desconocidos. La violencia sexual ocurre en un gran porcentaje en las parejas, en las familias y en todas aquellas ocasiones en las cuales una mujer se siente obligada a tener relaciones sexuales de algún tipo sea esto por la fuerza explícita, intimidación, manipulación, indefensión o miedo. No olvidemos que la Violencia sexual, es una de las formas que adopta la violencia de género o violencia contra la mujer y que se define como “Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.”
La violencia sexual dentro de la pareja, suele ser difícil de registrar ya que se sostiene en la creencia de la “obligación marital” de satisfacción del otro. La violencia sexual perpetrada por desconocidos se justifica en la creencia de buscar culpables singulares: o las mujeres por “provocar”, o ciertos varones que tienen alguna desviación. Todas estas argumentaciones imposibilitan ver el telón de fondo -el para qué- de estas prácticas de poder.
¿Que le pasa a estos varones para ejercer este acto casi vampírico contra la mujer? Coincidimos con las posturas que plantean que el violador, lejos de ser un ser solitario, loco, y con un desvío psicopataológico, es el más moral de todxs los seres. La mujer violada es para él, amoral, y por tanto se merece ser violada. La violación tiende a ser un acto punitivo y disciplinador hacia la mujer: el ataque no es propiamente del orden sexual, aunque sea ésta el arma que utilice para perpetrar la agresión. Rita Segato en este sentido refiere que la violación “expresa el precepto social de que ese hombre debe ser capaz de demostrar su virilidad, en cuanto compuesto indiscernible de masculinidad y subjetividad, mediante la extracción de la dádiva de lo femenino (…) En otras palabras, el sujeto no viola porque tiene poder o para demostrar que lo tiene. Sino porque debe obtenerlo” (2010: 40). .
Una de las sentencias más efectivas del patriarcado ha sido convencernos que no podemos hacer nada más que “cuidarnos”: de la ropa que usamos, de como la usamos, de los lugares por los que caminamos, de con quien caminamos, a quien miramos, de no andar solas, de con quien tomamos algo, de con quien charlamos, de las horas en las que andamos por la calle, de los barrios, de con quien nos acostamos, a quien le damos nuestro numero, quienes son nuestros amigos, de decir que nos espera alguien en casa si vamos en un taxi, de mostrarnos o insinuar que estamos acompañadas de un varón, de estar siempre alertas, de camiar cerca de la calle, de siempre ver quien camina detrás nuestro, de llevar gas pimienta, de usar pelo suelto porque el pelo atado es más fácil de tomar, de usar calzado cómodo para poder salir corriendo... Y si no hacemos estas cosas, la culpa de ser atacadas sexualmente es nuestra.
El caso de Camila da cuenta de como se cambia el foco de lo sucedido: la violación de una chica de 19 años por 4 varones queda desdibujada entre las características físicas del violador, la contextura física de Camila y principalmente, las características de estas fiestas Alternativas. Como un castigo divino, haber ido a una fiesta es razón suficiente para que un varón viole a una mujer.
De esta manera, todas las Camilas pasan a ser responsables de un hecho que las vulnera: son juzgadas, culpabilizadas, avergonzadas y cuestionadas. Nosotras nos preguntamos, que pasaría si fuese al revés, si un grupo de mujeres abusaría de un varón... seguramente nadie pensaría que ese varón se “la buscó” por ir a determinada fiesta, o que tiene responsabilidad porque usó una camisa ajustada, o no nos asombraríamos porque no cumple con los estereotipos de belleza. 
Es necesario cambiar la óptica desde la cual suelen mirarse estas situaciones. Dejar de pensar que una mujer es violentada sexualmente porque es linda, provocativa y porque los varones tienen un deseo sexual irrefrenable. Es necesario empezar a ver que la agresión ES sexual, pero la motivación NO ES la sexualidad -que es mucho mas amplia y a la que es posible acceder sin mediar la violencia-, sino la satisfacción en el orden del poder y la dominación. Al pensarlo como cuestiones aisladas y con causas que pueden circunscribirse a una ropa, a un espacio, a una psicopatología, se evita llamar a las cosas por su nombre y se minimiza la causa subyacente que es la desigualdad de poder entre varones y mujeres en esta cultura patriarcal. En la medida que todxs como sociedad no podamos pensarlo desde esta óptica y sigamos siendo las mujeres las que tengamos que aprender a cuidarnos, vos, yo, tu hermana, tu hija, tu prima, tu amiga, tu vecina y cualquier mujer, es una potencial víctima de violación ya que el factor de riesgo es ser mujer.


Compartimos con ustedes una reflexión (que no es de nuestra autoría) y una gráfica donde es posible repensar de manera gráfica la manera naturalizada que pensamos las violaciones:



Que sería exactamente evitar ser violada?
No salir de noche? No andar en bondi? No andar en taxi? Cuál de los dos será más peligroso? Esperar sola en la parada o subirte a un auto conducido por un chabón? No estar sola? No salir de casa sin la compañía de un hombre? De eso se trata?
No tomar alcohol? No ir a fiestas? No usar vestidos? No mostrar tus piernas? No usar escote? No mostrar nada? Ir a la pile ni ahí, cierto?
No confiar nunca en tus amigos? No tener amigos? Y tu pareja?
No quedarte a solas con tu pareja? Nunca? Y si te casaste tampoco? Que raro...
Cuidarte es desconfiar, con 5 años, de la persona que te cuida todos los días cuando tus padres no están? Ese abuelo, tío, niñera, vecina que a tus padres les parece tan confiable?
Cuidarte es acaso cuidar tu belleza social, para que por lo menos el violador no se burle de lo fea que sos? Cuidarte es no decir nada después, para que nadie te haga preguntas sobre lo que llevabas puesto? Cuidarte es no ir a denunciar, para que tu familia no sienta vergüenza de lo puta que fuiste confiando en tu novio? Cuidarte es tener más fuerza que el agresor, para que después tus amigos no digan que sos puto y te dejaste? Cuidarse es acceder por las buenas antes de que te fuercen? Cuidarte es encerrarte en un frasco y no interactuar con nadie, nunca, porque todos a tu alrededor son potenciales violadores o que carajo es cuidarte?
Cuidarte no existe! Cuidarte es lo que te van a exigir algunos, para seguir negando que el único culpable de una violación es el violador.




Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

BIBLIO:
Segato, Rita. Las estructuras elementales de la violencia
Vargas, Roxana. Violencia estructural de genero, una categoria necesaria de análisis para los Derechos HUmanos de la Mujer.
http://www.jus.gob.ar/areas-tematicas/violencia-de-genero/tipos-y-modalidades-de-violencia.aspx
http://www.larevuelta.com.ar/articulos/VM_2010_04_07.html
http://www.comunicarigualdad.com.ar/rita-segato-el-estado-no-totaliza-la-realidad/
http://www.lavanguardia.com/internacional/20140401/54405344601/no-merezco-ser-violada-mujeres-brasilenas-basta.html

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