Amordazar

Autor: Gabriel Sanz

Bienvenidos a De(s)generando el género.

DE(s)GENERANDO EL GÉNERO nace de la necesidad de aunar esfuerzos para lograr la Igualdad de género. El nombre no es casual, sino que se enraíza en el fin que perseguimos: degenerar los conceptos que inundan las consideraciones de género para llegar a deshacerlo, desgenerarlo, y despojarlo de todos estereotipos y mandatos que marcan “el deber ser”en función del sexo con el que nacimos. Nos definimos como feministas, porque creemos que la única forma de vivir en un mundo más justo se relaciona con la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres. Creemos que la educación e información, son la herramienta que nos permitirá vivir en la diversidad, la pluralidad y tolerancia humana. Tenemos la convicción de que esto es posible, y por eso armamos este BLOG , el cual dividimos en secciones que nos parecen de interés para quien quiera acercarse a la temática y estar actualizad@. Las sección “Reseñas”, haremos un breve análisis de distintos títulos de libros y películas que abordan la temática . En las “noticias destacadas”, exponemos los sucesos más relevantes e inauditos, con un pequeño análisis de las mismas. En la agenda, publicamos los eventos relacionados con la temática. En los links de interés, aquellos enlaces que creemos interesantes. Y en la página principal habrá una producción nuestra sobre diversos temas. Todas estas secciones, las vamos a actualizar semana a semana, ya que creemos que la Igualdad y la concientización, es un camino de todos los días.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Día Internacional de la eliminación de la Violencia contra las mujeres

La lucha contra la violencia hacia las mujeres y trabajar por una sociedad igualitaria es para nosotras eso que Galeano dice de la utopía: “aquello que está en el horizonte”. Nosotras como much@s varones y mujeres en el mundo, emprendemos acciones cotidianas de lucha y resistencia contra una cultura que ha invisibilizado a la mitad de la humanidad: las mujeres. Esta lucha se la debemos a todas aquellas mujeres y varones que dieron su vida por una mayor igualdad, y gracias a quienes hoy podemos estar aquí nosotras escribiendo y ustedes leyendo (y escribiendo).

La violencia contra las mujeres ha sido y es una de las violencias más invisibilizadas. Esto se ve reflejado en ciertas posiciones individuales que niegan su existencia y en cuestiones más globales como la falta de recursos y políticas que protejan a las mujeres. Por debajo, circula la creencia de que las mujeres son objeto de propiedad de los varones y desde allí se legitima la violencia en todas sus expresiones (física, psicológica/verbal, ambiental, sexual, económica y simbólica): si el poder es masculino, el poder sancionador también. Instalado el miedo, se asegura su dominación y reproducción de generación en generación: “a los varones hay que entenderlos”, “no le respondas que es peor”, “vos también le llevás la contra” fueron la regla y NO la excepción de dichos que nuestras madres y abuelas nos han transmitido. Sin embargo, ha habido voces transgresoras que defendieron con tenacidad el derecho a una ciudadanía plena de todas las mujeres y que sentaron las bases de lo que hoy conocemos como Teoría del Género. Esto ha permitido que se reconozca el carácter estructural de la violencia de género, transformando lo que se consideró un hecho privado a algo público y político. Porque la violencia de género nos compete a tod@s.

Pese a los avances, las noticias no dejan de hablar de mujeres asesinadas por sus parejas. Y no podemos pensar que esos varones femicidas son la patología, porque salimos a la calle y cada falta de respeto a nuestra individualidad y autonomía, cada palabra lasciva sobre nuestro cuerpo, cada chiste basado en que somos mujeres, cada “apoyada” en el transporte público (y perdón si suena grosero, pero no hay palabra que describa mejor ese acceso socialmente aceptado al cuerpo femenino) y cada cartel sobre mujeres prostituidas en privados, nos recuerda que el patriarcado existe, que las violencias contra las mujeres son coherentes con esta organización social y esas mujeres acalladas nos ponen en posición de lucha de nuevo. Y sabemos del riesgo que corremos: much@s nos tildan de fundamentalistas, de exageradas, de ser demasiado libres... Y eso es un riesgo de muerte en las sociedades machistas; que hoy 25 de noviembre conmemoremos el Día Internacional de la lucha contra la Violencia de Género, tiene que ver con esto.

El asesinato de las hermanas Mirabal
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron activistas políticas asesinadas y torturadas durante la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. El 25 de Noviembre de 1960, estas tres mujeres que luchaban por la libertad política de su país, fueron brutalmente asesinadas por orden del dictador y sus cuerpos tirados al fondo de un acantilado de la costa Dominicana. (les recomendamos el libro "En el tiempo de las mariposas" de Julia Alvarez que narra su historia)
En honor a estas ellas, en 1999 las Naciones Unidas aprueban la fecha 25 de Noviembre como conmemoración del Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer.

Gracias a los informes del Observatorio de Femicidios de Argentina “Adriana Zembrano” es posible estimar que cada 30 hs en nuestro país, una mujer es asesinada en manos de una ex pareja, pareja o familiar, generalmente en respuesta al deseo de independencia de la mujer. Ayer 24 de Noviembre, 53 años después del asesinato de las hermanas Mirabal, se cometieron dos femicidios: Silvana Gofier (50 años) y Valeria Gofier (22 años) fueron asesinadas por violencia sexista. ¿Qué más se necesita para que toda la sociedad comprenda que tod@s somos responsables de la eliminación de este flagelo? Es importante entender que esta lucha no debe estar solo en mano de mujeres y ONGs, sino que todos y todas debemos ser parte de este cambio. Es necesario que tod@s aquell@s que no se acercan a la perspectiva de género por desconocimiento, sepan que no se trata de una competencia entre varones y mujeres (como comúnmente se intenta difamar), sino de revertir un orden que históricamente fue desigual y desventajoso para la mitad de la humanidad. A nosotras el feminismo no nos enseñó a odiar a los varones por ser varones; simplemente nos enseñó a ponerle forma, palabra y sentido a una lucha -antes solitaria- de búsqueda de equidad. Nos enseñó a posicionarnos como las mujeres que no nos enseñaron a ser; nos abrió los oídos a una multiplicidad de voces que suenan por los costados, por los centros, por las grietas; nos evidenció que cada día tenemos que revisar nuestras posturas porque somos hijas de una cultura machista; nos posibilitó pensarnos profesionalmente en lugares cotidianos de frustración pero de pequeños y grandes avances; nos mostró que el cambio es posible si la militancia es cotidiana, en cada espacio, en cada lugar y de variadas maneras; nos hace sentir tristeza con las historias cotidianas de mujeres maltratadas, alegría por cada avance legislativo y por cada derecho conquistado, e impotencia por la ineficacia de algunas políticas públicas y polític@s; nos permitió tener sororidad con otras mujeres.

A tod@s aquellas personas que están pres@s del sistema patriarcal, les decimos que aquello que no quieren ver, les está costando vida y derechos a muchas mujeres. Y a tod@s aquell@s que como nosotras hacen que el 25 de Noviembre sea una lucha cotidiana, y a las mujeres que en este momento están siendo maltratadas, controladas, celadas, manipuladas, violadas, golpeadas y bastardeadas, les decimos que es posible decirle BASTA a la violencia de género, que no estamos solas, y que, como dijo Rosa de Luxemburgo “Quien no se mueve, no siente las cadenas”.

Abrazo feminista.

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

Compartimos algunos videos en relación al día de hoy.















lunes, 18 de noviembre de 2013

Educar en igualdad: contenidos mínimos para trabajar con niñxs y adolescentes

Si entendemos que la violencia contra la mujer está anclada en una estructura de desigualdad avalada por siglos de historia, sabemos que muchas de las medidas que implementemos para erradicarlas serán paliativas, a menos que intervengamos allí donde puede provocarse un cambio real, efectivo y a largo plazo, como es en la educación.
La ley 26.485 dispone en su artículo 11, inciso 3 a que le corresponde al Ministerio de Educación de la Nación “articular en el marco del Consejo Federal de Educación la inclusión en los contenidos mínimos curriculares de la perspectiva de género, el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, la igualdad entre los sexos, la democratización de las relaciones familiares, la vigencia de los derechos humanos y la deslegitimación de modelos violentos de resolución de conflictos”.
Su decreto reglamentario Nº1011/2010, establece en relación con este artículo que: “Los contenidos mínimos curriculares de la perspectiva de género deben estar incluidos en todos los niveles y modalidades educativas y en todas las instituciones, ya sean de gestión estatal, privada o cooperativa.  A los efectos del diseño de la currícula se entiende que el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, se relaciona con el tipo de vínculo que se promueve en el ámbito educativo entre mujeres y varones, la asignación de espacios a unos y otras, las expectativas de aprendizaje y la desarticulación de estereotipos de género en las prácticas concretas”

¿Cuáles son las temáticas que creemos debieran estar incluidas en la formación de lxs futurxs ciudadanxs de nuestro país para que la igualdad real y efectiva entre mujeres y varones se convierta en un hecho a partir de una socialización secundaria con perspectiva de género? De acuerdo a las temáticas que venimos trabajando a lo largo de este año y retomandolo, creemos que hay ciertas temáticas que deben estar incluidas en la agenda educativa.

1.- Desigualdades de género. Análisis de las desigualdades establecidas socialmente y los estereotipos de género como modelos limitadores del potencial de cada unx de nosotrxs. Sabemos que para prevenir la violencia, que es una vulneración de los derechos humanos de las mujeres, es esencial comprender que ésta se origina en una desigualdad histórica y estructural entre mujeres y varones, en donde se le ha dado al sexo masculino preeminencia sobre el femenino; generando una consciencia de organización jerárquica entre éstos. Esta organización jerárquica establece relaciones de dominación y de respectiva sumisión entre varones y mujeres es la que debemos deconstruir a partir de la educación, empezando por la desnaturalización de los estereotipos de género que esencializan lo que significa ser varón y ser mujer y que legitiman el uso de la violencia “correctiva”.

2.- Maltrato hacia las mujeres: mitos y realidades. Este contenido es imprescindible para desmitificar las creencias que tenemos sobre los orígenes de la violencia. Es muy importante trasmitir que una relación de pareja violenta no necesariamente se debe a que el maltratador es un adicto a las drogas o el alcohol, o que tenga problemas psicológicos, o que sea una cuestión de pasar por un mal momento en la relación, o que se deba a que el varón haya pasado por situaciones violentas en la infancia. Estas causas representan el mínimo porcentaje en causas de violencia de género, y es en realidad la sensación de la superioridad masculina y la cosificación de la mujer como objeto de la propiedad del varón, lo que genera violencia de género. No hay que perder de vista que el varón que maltrata puede ser un varón encantador y abstemio.
(Ver entrada: del amor y otros demonios, derribando mitos y el poder del mito... )
 Una de las cuestiones a trabajar con lxs adolescentes es la problemática del maltrato en la pareja, y cómo prevenirlo. Es importante analizar el ciclo de la violencia descrito por Leonore Walker en 1979 y las consecuencias que ellos puede traer, como la indefensión aprehendida o el síndrome de Estocolmo Doméstico. El ciclo de la violencia (1) se da en tres fases: Fase de tensión creciente: Las tensiones se construyen, se manifiestan de forma específica como determinadas conductas de agresión verbal o física de carácter leve y aisladas, a partir de pequeños incidentes: sutiles menosprecios, insinuaciones, ira contenida, fría indiferencia, sarcasmo, largos silencios, demandas irracionales. La mujer va adoptando una serie de medidas para manejar dicho ambiente y adquiriendo mecanismos de autodefensa psicológicos de anticipación o evitación de la agresión. Las acciones van dirigidas a un objetivo: desestabilizar a la víctima. 2. Fase de agresión aguda: La explosión y la agresión se caracteriza por una fuerte descarga de las tensiones que el maltratador ha ido provocando durante la primera fase. El agresor pasa a la acción. Una mayor capacidad lesiva distingue a este episodio de los incidentes más o menos frecuentes ocurridos durante la primera fase. 3. Fase de calma, amabilidad y afecto, arrepentimiento o luna de miel: Se caracteriza por una situación de extrema amabilidad y conductas “cariñosas” por parte del agresor (atenciones, regalos,...). Es una fase en la que se produce la victimización completa de la mujer, y que actúa como refuerzo positivo para el mantenimiento de la relación. El agresor muestra su arrepentimiento y realiza promesas de no volver a llevar a cabo algo similar. 4. Reanudación del ciclo: Con el paso del tiempo la fase de luna de miel se va haciendo más breve y las agresiones son cada vez más graves y frecuentes, lo que disminuye los recursos psicológicos de las mujeres para salir de la espiral de la violencia.¿Por qué es importante para una mujer conocer este ciclo? Porque es la única forma en que ella se concientice que la fase de arrepentimiento o luna de miel es simplemente un momento intermedio entre la agresión y la reanudación del ciclo.
 
3. Mitos sobre el amor romántico. Pretender llamar la atención sobre los distintos mitos sociales que hay sobre el amor, todos igual de dañinos y todos favorecedores de la violencia en la pareja, otorga las herramientas para analizar cuánto suscribimos a esos mitos.
Es importante reflexionar sobre lo imposible que se torna construir una relación igualitaria si estamos esperando que el varón nos rescate de nuestra cotidianeidad (mito del príncipe azul); o lo difícil que se vuelve vivir una relación de pareja con independencia si estamos esperando a ese ser casi mágico que nos complete porque andamos por el mundo amputadas (mito de la media naranja). Lo esencial es saber que en una relación hay dos personas que deciden compartir y acompañarse, y que no se vuelven por ello una sola persona. Hay otros mitos igual de dañinos: el mito de que el estado ideal es el del matrimonio, y es una meta a conseguir, puede generar que nos conformemos con cualquier tipo de relación para llegar a nuestra meta, con todos los riesgos que ello implica, siendo el más evidente el de la infelicidad. Otro de los mitos del estilo “quien bien te quiere te hará llorar” (ver entrada Porque te quiero te aporreo...) evidencian que no puede haber un concepto más erróneo en una relación de pareja. Evidentemente este mito es el resultado de la necesidad de justificar el por qué la persona que creemos amar puede hacernos daño, y con este mito terminamos legitimando esa práctica. El 70 % de las canciones “de amor” hablan de amores torturados, dolientes, abandonados. Con sólo pensar un momento debemos ser capaces de reflexionar críticamente y darnos cuenta que eso no es amor. El amor es compartir, es soñar, es disfrutar, es elegir todos los días a esa persona para que nos acompañe y acompañarlx. El amor no es llanto, y eso es lo primero que tenemos que entender. Si tu pareja te hace llorar, mejor estar sola y libre para encontrar a esa persona con la cual reir.

4.- Sexualidad en igualdad.
Abordar la necesidad de un disfrute de nuestra sexualidad deshaciéndonos de los condicionantes impuestos por los estereotipos de género. Es imprescindible tratar cuestiones relacionadas con la diversidad sexual, identidad sexual, orientación sexual y práctica sexual. ¿Cómo ha influido el sistema patriarcal en la definición de sexualidad? Pues simplemente ha determinado cuáles son las prácticas sexuales aceptadas y la orientación sexual “legítima”. Esta serie de determinaciones ha limitado históricamente a los varones y a las mujeres, sobre todo en la posibilidad de elección de su vida sexual. Si un varón o una mujer se desvía de lo socialmente aceptado, debe atenerse a las consecuencias: juzgamiento y al ostracismo.
Puntualmente, la socialización se da en clave heterosexual, como lo natural, correcto y saludable. Y en el caso de la mujer, los estereotipos de género promueven para las éstas actitudes de sumisión ante la sexualidad del varón como figura de poder y autoridad.

 En en tratamiento de estos cuatro ítem, es necesario abordarlos de una manera integral, y desde todas las ópticas posibles. Para lograr la deconstrucción de la desigualdad, proponemos trabajar con diferentes herramientas como
el análisis de los cuentos, de las producciones cinemátográficas y de los medios de comunicación.

a. Los cuentos. Hay que tener en cuenta que los mismos son un elemento de socialización que nos influye desde muy temprana edad, y debemos promover e incentivar su análisis crítico, y adoptar nuevos cuentos para trasmitir otros valores; debemos pensar qué tipo de valores estamos trasmitiendo hoy, y si se condicen con la sociedad que queremos para mañana.
Los cuentos contados de forma ilimitada en la infancia, pueden condicionar las visiones sobre el amor y la relación de pareja ideal, y curiosamente todos los cuentos clásicos plantean la situación de una mujer pasiva y sumisa que espera que venga un varón que la rescate: la cenicienta, Blancanieves, la bella durmiente, Rapunzel, etcétera; todas ellas cumplieron el mismo rol y trasmiten a las niñas y a los niños esta vocación femenina por esperar quien nos rescate de las hermanas malvadas, de la muerte, del sueño eterno, de la prisión, de un dragón, o de cualquier cosa que evidentemente las mujeres no pueden enfrentar por si mismas. Es hora que empecemos a elegir cuidadosamente los cuentos que vamos a empezar a contar, y que éstos presentes a las mujeres como seres capaces y no como seres expectantes.
b. El cine. Al igual que los cuentos, el cine es un elemento socializador. Una de las características de la información que no llega a través de los medios audiovisuales, debido a la cantidad de estímulos que provocan en un ser humano, es que provocan en el receptor pasividad frente a la información recibida. Es importante que desarrollemos una mirada crítica de aquella información que ingresa a nuestra esfera privada de manera irreflexiva. La mayoría de las películas de hoy son protagonizadas por varones o muestran a las mujeres en roles estereotipados. Debemos estar atentos a la información que recibimos, porque la forma más usual de interiorizar y naturalizar los comportamientos es de forma inconsciente. 

c. La Música. El Arte, como manifestación humana construye e instituye subjetividades individuales y colectivas (Zátonyi, 2002) , portando valores simbólicos estéticos, éticos y sociales, propios de un tiempo y un espacio delimitados. “El concepto de mundo que van construyendo los adolescentes depende de distintas variables que constituyen sus propias historias personales, y entre estos factores podemos distinguir que la música que ellos escuchen en un momento determinado va a provocar percepciones precisas en relación con la construcción de la realidad que ellos vayan realizando (…) La música se convierte de algún modo, para los jóvenes en un discurso coherente, en una instancia de reforzar creencias y posturas frente al mundo" (Domínguez y Otrxs, 2006). Trabajar con el género desde la música, implica verla en su vertiente transmisora de estereotipos y mitos que se cristalizan luego en creencias y argumentos justificatorios sobre a violencia machista. La escucha de (cierta) música -como cualquier otro lenguaje-, habilita prácticas en la vida de las personas que reproducen las desigualdades de género.

d. Medios de comunicación. Es imprescindible que analicemos aquella información que recibimos generalmente de manera irreflexiva y pasiva. Los medios masivos de comunicación son transmisores de valores, ideales y modelos de conducta, y es necesario que nos sentemos a reflexionar sobre qué modelos estamos recibiendo en forma de bombardeo a través de los mismos, y cuáles son sus consecuencias, con una perspectiva de género. Por poner un ejemplo, las publicidades nos muestran generalmente a varones y mujeres en una situación estereotipada (los productos de limpieza van dirigidos a la mujer, ya que según el mandato tradicional es ésta la que se encarga de los quehaceres domésticos; los desodorantes para varones nos convierten a todas en objetos sexuales) y en una hora que miremos la televisión podemos recibir un sinnúmero de estos mensajes, por lo que es imprescindible que tengamos una visión crítica de los mismos.   
No hay que olvidar que desmontar los roles de género en la sociedad patriarcal en la que vivimos es un desafío abierto al orden de cosas imperantes en la sociedad, y ya es hora de hacerlo. Si realmente queremos vivir en una sociedad igualitaria, debemos empezar por educar en valores de igualdad, y hacernos cargo de ello como una sociedad responsable desde el principio, sólo así conseguiremos transformar la realidad y desterrar verdaderamente aquellas causas que originan la violencia contra las mujeres.

                                                                               Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

Bibliografía
(1) Guía de Actuación ante el Maltrato Doméstico y la Violencia Sexual contra las Mujeres para Profesionales de los Servicios Sociales” Editado por el EMAKUNDE, INSTITUTO VASCO DE LA MUJER (VITORIA - GASTEIZ 2006), pág. 27-29.

(2)Ferioli, A., Manero, G., PArente, J. y Yacovino, L. (2013): "Adolescencia, música y género: Concurso Cantando con Equidad". POnencia presentada en el IV COngreso Internacional Violencia, Maltrato y ABuso "Criminología, victimología y género: Una triología compleja". Salud Activa, Buenos Aires.
(3)Domínguez Águila y Otrxs (2006): Sentido y significado de la música en adolescentes varones de un establecimiento de enseñanza media particular subvencionada de Concepción, Chile.(4)Zátonyi Marta (2002): Una estética del arte y el diseño de imagen y sonido. Nobuko. Buenos Aires.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Neomitos: nuevas formas de sexismo

Como anticipamos en la entrada sobre Los mitos de la mujer maltratada y sobre el maltratador, en esta ocasión vamos a ocuparnos de los denominados “neomitos”, que buscan mitigar los avances conseguidos para frenar la violencia de género. Estos neomitos siguen el mismo origen y finalidad que lo compartido en la entrada sobre posmachismos, es decir crear estrategias tras una apariencia de ruptura con las posiciones tradicionales, pero que en realidad mantiene las posiciones patriarcales. Se trata de mitos que niegan la existencia de la violencia de género, que la consideran una “creación exagerada” y de ventaja para determinadas mujeres que la utilizarían para perjudicar a los “pobres” varones.

Bien, empecemos con ellos:

-El Síndrome de Alienación Parental, más conocido como SAP.
El SAP es el credo de muchas asociaciones machistas quienes lo legitiman como una verdad científica. Su creador, A. Gardner (1985) lo considera como un síndrome que aparecería en algunxs hijxs de padres separados, quienes presentarían conductas de censura, critica y rechazo exagerado e injustificado hacia unx de sus progenitores. La causa sería que el/la progenitor/a “alienante” transforma la conciencia de sus hijxs para impedir y destruir el vínculo con el/la progenitor/a restante.
Cabe mencionar, que Gardner fue un habitual perito de parte contratado por los acusados de abuso, lo cual no es un dato menor ya que sus clientes le pagaban para demostrar que el abuso no había existido.
Esa primera definición del SAP aparentemente neutral, merece un análisis más profundo. Entre los indicadores y características que definen a este supuesto síndrome, el sesgo sexista aparece entre líneas. Hay un fuerte énfasis puesto en los derechos del padre, un posicionamiento del niñx como objeto pasivx y una madre convertida en victimaria.
Las desvalorizaciones en presencia de lxs hijxs son uno de los indicadores. Ahora bien, esta conducta es percibida como alienante en una sola dirección es decir, cuando es la madre quien insulta al padre. Es que claro, otro mito que se intercala acá es que la mujer es “más violenta psicologicamente, es más viva, más inteligente”, un concepto de inteligencia bastante sesgado y patriarcal, por supuesto. Otra conducta asociada al supuesto SAP es la de ridiculizar los sentimientos de lxs niñxs por el/la otrx progenitor/a. Esta conducta de ridiculizar los sentimientos de lxs hijxs, es ejercida típicamente por los padres en régimen de visitas; sin embargo a los fines de aplicar el criterio de “alienante” es adjudicada a la mujer. Parece que cuando la “alienación parental” aparece, los criterios probabilistas se invierten...
Otro de los supuestos indicadores es que el/la niñx no puede dar razones para justificar el rechazo por el padre. En primer lugar se nos ocurre pensar ¿en que lugar quedan lxs niñxs? ¿no es posible creer en su palabra? Las situaciones de violencia de la que muchxs chicxs son testigxs y por tanto violentadxs (Vease Niñxs testigos de violencia = niñxs víctimas / en situación de violencia) puede llevar a que simplemente no quiera ver a su padre violento. ¿Donde resuena ese rechazo para que sea interpretado como absurdo? Ensayamos como hipótesis que el modelo de familia tradicional que valora la revinculación a cualquier precio, tiene incidencia en esta situación. Este modelo que promulga al varón protector y propietario, a la mujer abnegada y a lxs niñxs obedientes y sin voz propia, evidencian que el SAP está atravesado por dos sistemas de creencias que se erigen en el orden patriarcal: el adultismo y el sexismo.

En síntesis, cuando se habla de SAP no se habla neutralmente de “progenitores” ni se contemplan ciertos factores que pueden ser causa de el rechazo de lxs niñxs: se esta hablando de "madres manipuladoras, perversas y malas, culpables de que sus hijxs no quieran ver a su padre" sin admitir que ta vez haya sido la conducta violenta y agresiva del padre la que haga inevitable el rechazo de esxs niñxs .
El Juez Carlos Rozansky opina que el S.A.P “es difícil desarticularlo, porque sólo se puede desarticular con cultura, conociendo de dónde viene, sabiendo quién elabora la teoría y por qué aplicarla acá no tiene nada que ver y es un mecanismo más de los utilizados para lograr impunidad”.
No debemos olvidar que el SAP no ha sido reconocido por ninguna asociación profesional ni aparece como una patología clínica en ninguno de los Manuales Médicos de enfermedades. Parecería que es una patología de los litigios patriarcales...

Denuncias falsas...

El mito de las denuncias falsas es muy frecuente e intenta acabar con la credibilidad de las mujeres víctimas de violencia de género que acceden al sistema judicial en busca de protección. La expansión de esta idea provoca que mucha gente crea que las mujeres realizan estas denuncias a fin de conseguir alguna ventaja en el divorcio. Este movimiento de difamación desacredita el discurso de la mujer, vulnerándola, golpeando nuevamente su autoestima, dejándola indefensa y descreída, mientras muchos violentos siguen gozando de su impunidad.
Los medios de comunicación tienen gran responsabilidad en diseminar esta idea al mal-informar sobre ciertas situaciones. Por ejemplo, que una mujer retire una denuncia, que se dicte un sobreseimiento o se archive el caso, no significa que la denuncia haya sido falsa: significa que no hubo pruebas suficientes para proclamar una condena. Esto mismo sucede frente a cualquier delito sin embargo no se trata de la misma manera...¿Se hace el mismo hincapié en si la denuncia es o no es falsa en un caso de violencia de género que en uno por robo?. El patriarcado nuevamente muestra la hilacha...

Las razones que llevan a que una mujer retire una denuncia (e inmediatamente se afirme que fue falsa) son varias: una necesidad económica (a causa de que por años el único ingreso o el mas fuerte fue el del varón y prefiere que trabaje para que la ayude a mantener a sus hijxs), una necesidad personal de que cese el maltrato pero no que el compañero vaya preso, un contexto que la culpabiliza, el cansancio por la violencia institucional (véase Elige tu propia aventura: Violencia Institucional ), entre otros. En síntesis, el mito de las denuncias falsas como otro mecanismo de la violencia de género busca desempoderar a las mujeres. (Los mecanismos de la violencia de género en la pareja)

Como expresa Miguel Lorente Acosta contestandole a una jueza de Barcelona, “La juez decana confunde lo invisible con lo inexistente. Lo invisible no se ve, pero está ahí. Así ocurre con la mayoría de los episodios de violencia contra la mujer. Una denuncia sobre un hecho invisible que no se pueda demostrar no significa que sea falsa, aunque el procedimiento judicial no pueda llegar a ninguna conclusión. Denuncias falsas se producen en todos los delitos sin que nadie haya salido a decirlo. Insistir en la «falsa moneda» es impedir que muchas mujeres puedan conseguir su libertad, y tranquilizar a quienes no quieren creer aquello que les incomoda.”

Por lo expuesto, creemos importante que todxs estemos atentos a estos mitos desvalorizantes que circulan libremente entre nosotros, mientras muchas mujeres aún están encerradas en jaulas invisibles.

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino




BILBIOGRAFIA


-AGUILAR, Lola, ESCUDERO, DE LA CRUZ Julia: La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): «terapia de la amenaza». Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2008, vol. XXVIII, n.º 102, pp. 283-305, ISSN 0211-5735.
-BOSCH-FIOL, Esperanza y FERRER-PEREZ, Victoria : Nuevo mapa de los mitos sobre la violencia de género en el siglo XXI. Psicothema 2012. Vol. 24, nº 4, pp. 548-554
-CORSI, J. El “síndrome de alienación parental, o el peligro que entrañan las teorías pseudocientíficas como base de las decisiones judiciales”.
-PAZ RODRIGUEZ, Juan Ignacio: “El llamado Síndrome de Alienación Parental” en La valoración del daño en las víctimas de la Violencia de Género.
-ROZANSKY, Carlos A., “Las criaturas no pueden repetir situaciones sexuales no vividas”, Entrevista de Guillermo Berto, Diario Río Negro, Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina, Ed. Río Negro, 04-05-2008. Ver también: “Jornadas sobre el SAP”, Máster de Violencia de Género y Malos Tratos, UNED, Madrid, Mayo de 2010. 
-VV.AA.: Ivisibilización y Desprotección de las Victimas de Violencia de Género en los Puntos de Encuentro Familiar: Desmontando el SAP. 2009


martes, 5 de noviembre de 2013

Masculinidad hegemónica y patriarcal ¿qué mecanismos actúan para que la sociedad la sostenga?

Sabemos que las relaciones intergéneros a lo largo de la historia se dieron (y se dan) en un contexto de jerarquización, en donde aquellas personas pertenecientes o que ostentan el género masculino se sitúan por sobre aquellas que detentan el género femenino, en donde la organización social es binaria, y quedan fuera todas otras categorizaciones que no se correspondan con la dicotomía femenino/masculino. Esta construcción jerárquica es cultural (puede verse la entrada: "La inferioridad femenina: una construcción social") e implica que lo que queda fuera del binomio (construido) es rechazado y marginalizado por el pensamiento dominante.
Dijo Simone de Beauvoir: "no se nace mujer, llega una a serlo" (1981:13), y esta frase también podríamos aplicarla a lo masculino. La construcción de la masculinidad, al igual que de la feminidad heterodesignada -en los términos de Valcárcel- y hegemónica, está plagada de estereotipos que definen lo que es ser un "varón de verdad"; estereotipos que se encuentran tan naturalizados en nuestra organización social, que es difícil percatarse de su origen contruido. Intentaremos, como diría Hugo Huberman, "cuestionar lo obvio".


En primer lugar, podemos observar que lo masculino hegemónico se define por la negativa: ser un "verdadero" varón implica no ser mujer (y alejarse lo más posible de aquello considerado femenino), no ser un niño, y por supuesto, no ser homosexual. El ser masculino es un ser puesto a prueba constantemente, siempre tiene que demostrar que es "bien varón". Cualquier conducta, gesto o sentimiento que aflore y que lo aleje de ese mandato dominante, implica un esfuerzo mayor en demostrar la "verdadera" masculinidad. Observemos por ejemplo, qué sucede cuando un niño elige jugar con juguetes considerados de niña: un caos familiar se avecina porque el varoncito no está captando a qué orden de género pertenece... como si un juguete pueda definir su identidad...para algunxs, pareciera que así es. (Puede verse la entrada: ""Juguetes rabiosos: la odisea del día del "niño")

Además del "no ser", hay muchos otros "deber ser" que definen al varón siempre desde la masculinidad hegemónica. El ser varón implica ser, por lo menos, proveedor y protector. El "ser proveedor" se relaciona con el trabajo remunerado y ser el sostén del hogar. No se concibe que un "verdadero varón" no aporte al sostén económico familiar, y que no lo haga en una medida importante. Es por ello que cuando los varones sufren desempleo o ganan menos dinero que sus compañeras sienten su autoestima reducida, ya que la definición de su ser es proveer y no hacerlo, es un atentado a su propia identidad de varón. 
Por otro lado, el varón debe ser también protector: de su familia, de su esposa, de sus niñxs, de su casa. El ser protector nos habla de la otra cara de la misma moneda: la debilidad, inscrita en aquellxs que no son él: su mujer y sus hijxs. Si alguien es débil o vulnerable por definición, debe existir alguien que proteja. Podemos ver entonces, cómo los estereotipos de la masculinidad y de la feminidad se construyen vincularmente y en pares duales. Esto se ve claramente en la reticencia absoluta de muchos varones a ir al médico: el varón protege, no es protegido de él mismo.
Este estereotipo protector masculino se relaciona íntimamente con la violencia. El varón protector debe, si el caso lo requiere, responder las agresiones de manera violenta, porque es una respuesta que está legitimada para lo masculino. Como contraparte, si una mujer atenta contra el honor del varón, éste también se "encontraría legitimado" a responder violentamente. ¿y qué conductas que provengan de una mujer pueden atentar contra el honor masculino? La lista es larga, discrecional, mutable y adaptable a cada tiempo, lugar y caso en particular, y en lineas generales se desafía a lo masculino cuando no se cumplen con los estereotipos femeninos de la sumisión, dependencia, vulnerabilidad, etcétera. (Se pueden ver las siguientes entradas: "Porque te quiero te aporreo, mecanismos de la violencia de género en la pareja"; "Son aquellas pequeñas cosas... micromachismos de la vida cotidiana")
Además, al varón se le exige ser autosuficiente para ser adscrito a la categoría de varón. El varón no debe necesitar a nadie, el varón hegemónico se las arregla solito, ni siquiera  pregunta indicaciones sobre cómo llegar a un lugar si está perdido:  tardará más tiempo pero lo resolverá sin ayuda. 
Por último, el "verdadero varón" es heterosexual. Y en ese orden heteronormativo, el varón no puede controlar sus hormonas masculinas, por lo que se le justifica "consumir prostitución" o según el paradigma abolicionista "prostituir mujeres", infidelidades, e incluso violaciones, y si les resulta muy fuerte esta última observación, presten atención a las declaraciones del jefe del bloque de diputados kirchnerista en Santa CruzRubén Contreras, del 5 de septiembre de 2013. Tal y como dijimos en la entrada   "La trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina tiene cara de mujer":

Creemos también que es importante la deconstrucción de mitos sobre la masculinidad que avalan estas prácticas que someten aún más a las mujeres (...) El que el varón tenga un apetito sexual insaciable es un mito que debe ser desechado de plano, porque ha justificado las aberraciones más imposibles: las violaciones y el abuso sexual, la esclavitud sexual en los contextos de conflictos armados y la prostitución de mujeres, entre otras. La masculinidad hegemónica y heterosexual nos hizo creer que los varones no podían resistir sin tener relaciones sexuales, cosa que no es cierto, y que además legitimó en las prácticas la total irrelevancia del consentimiento de la mujer para el acceso a su cuerpo. Hay que fomentar por ello la construcción de una masculinidad -o muchas- coherente con el respeto de los derechos del otro y de la otra.

Si podemos hablar de masculinidad hegemónica, es porque también estamos pensando en masculinidades subordinadas o subalternas que conviven con el modelo, pero desde una marginalidad más o menos relativa. Es importante que como sociedad nos cuestionemos que tipo de varones y qué tipo de mujeres estamos construyendo, porque la naturalización de los estereotipos de género que actualmente están en vigencia, justifican conductas violentas por un lado, y segregativas por otro, al no aceptar la diversidad. No hay una sola forma de ser varón o ser mujer, hay todas las que permitamos que haya. Los invitamos a profundizar en este tema, de la mano del cuadernillo sobre masculinidades: "Modelo para armar. Nuevos desafíos de las masculinidades juveniles" confeccionado por ONU Mujeres y la Campaña Lazo Blanco, entre otros.

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

  • Beauvoir, Simone de, (1981) El segundo sexo, Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires.
  • Connell, R. W. (1997) "La organización social de la masculinidad" Isis Internacional Ediciones de las Mujeres No. 24: 31-48.
  • Manzelli, Hernan (2006) “Sobre los significados de ser hombre en varones jóvenes en el área metropolitana de Buenos Aires” Centro de Estudios de Población – CENEP / Universidad de Buenos Aires, Estudos Feministas, Florianópolis, 14(1): 336, janeiro-abril/2006.